LECCIÓN N° 4 – SÁBADO 23 DE OCTUBRE DE 2021
Texto de Introducción
“Y en el mes quinto, a los diez días del mes, que era el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor rey de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán capitán de la guardia, que solía estar delante del rey de Babilonia. Y quemó la casa de Jehová, y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y destruyó con fuego todo edificio grande…” Jeremías 52: 12, 13
Aunque las advertencias del profeta Jeremías no fueron escuchadas, dentro de muy poco, el rey de Babilonia iba a ser usado como instrumento de la ira de Dios sobre el impenitente Judá. Una y otra vez, Jerusalén iba a quedar rodeada por los ejércitos babilónicos y decenas y millares de cautivos serían llevados a la tierra de Sinar para morar allí en un destierro forzoso. Los reyes: Joacim, Joaquín y Sedequías, primero vasallos de babilonia, finalmente se rebelarían contra él, trayendo así la desgracia para todo el pueblo de Judá. Castigo tras castigo, la tierra, que una vez fue fructífera, quedaría completamente asolada y Jerusalén reducida a ruinas y el templo que Salomón había edificado destruido. El reino de Judá iba a caer para nunca volver a ocupar su puesto entre las naciones de la Tierra.
Es así como después de innumerables advertencias, el Señor vio necesario castigar a Jerusalén con la invasión. Si los judíos se hubieran arrepentido como respuesta a la predicación de sus profetas, se habrían ahorrado su pesar, así como la misma Nínive fue librada de la ruina siglos antes (2° Reyes 14: 25).
1.- ¿Cuál fue el consejo que le dio el profeta Jeremías a Sedequías? Jeremías 38: 14 – 18
Esta fue la última entrevista con Jeremías. Las condiciones eran terribles. El rey tenía todavía oportunidad de revelar si quería escuchar las advertencias de Jehová, y así calmar con misericordia los castigos que estaban cayendo ya sobre la ciudad y la nación.
Dios indicó claramente su disposición a manifestar misericordia a aquellos que decidiesen someterse a sus justos requerimientos. Si el rey hubiese decidido obedecer, el pueblo podría haber salvado la vida, y pudiera haberse evitado la hostilidad de la ciudad; pero él consideró que había ido demasiado lejos para retroceder.
2.- ¿Cuál era el miedo que tenía el rey Sedequías? ¿Qué le dijo al respecto Jeremías? Jeremías 38: 19, 20
Sedequías temía a los judíos y al ridículo; hasta temblaba por su vida. Después de haberse rebelado durante años contra Dios, Sedequías consideró demasiado humillante decir a su pueblo: “Acepto la palabra de Jehová, según la ha expresado por el profeta Jeremías; no me atrevo a guerrear contra el enemigo frente a todas estas advertencias.” Con lágrimas, rogó Jeremías a Sedequías que se salvase a sí mismo y a su pueblo. Con espíritu angustiado, le aseguró que a menos que escuchase el consejo de Dios, no escaparía con la vida, y todos sus bienes caerían en manos de los babilonios. Pero el rey se había encaminado erróneamente, y no quería retroceder. Decidió seguir el consejo de los falsos profetas y de los hombres a quienes despreciaba en realidad, y que ridiculizaban su debilidad al ceder con tanta facilidad a sus deseos.
NOTA
Algunos hombres no tienen firmeza de carácter. Son como una bola de masilla a la cual se puede apretar y dársele cualquier forma. Esta debilidad, esta indecisión, deben ser vencidas.
3.- Cuando las tropas de Babilonia se acercaban a Jerusalén ¿Cómo trató de escapar el rey Sedequías y sus hombres? ¿Cómo terminaron al final? Jeremías 39: 2 – 5
Haciendo un pequeño recuento de lo acontecido, Nabucodonosor marchó con todo su ejército contra Jerusalén y la sitió. La ciudad estuvo sitiada y el hambre aumentó en la ciudad, la gente no tenía ya nada que comer. Jerusalén había sido capaz de soportar los ataques por más de dos años antes que se cumpliesen las palabras proféticas de Jeremías, y las tropas babilónicas rompieran el muro y destruyeran la ciudad a los nueve días del mes cuarto. (18 de julio de 586 a. C.). Los ejércitos de Nabucodonosor hicieron un boquete en las murallas de la ciudad y huyeron el rey y todos los soldados. Pero los soldados caldeos persiguieron al rey Sedequías y lo alcanzaron.
4.- ¿Cuál fue el terrible final del obstinado rey Sedequías, el de sus hijos y el de los nobles de Judá? Jeremías 39: 6, 7
Los soldados de Sedequías terminaron abandonándolo y él fue llevado ante la presencia de Nabucodonosor quien ejecutó a sus hijos antes sus ojos; mató a los nobles de Judá y sacó los ojos a Sedequías dejándolo en la cárcel hasta su muerte.
El brutal castigo que se le impuso a Sedequías se debió a la traición de Sedequías contra Nabucodonosor. Este lo había dejado en el trono como un vasallo leal, pero el rey de Judá se había rebelado contra él (2° Rey. 24: 17-20) y había violado el solemnísimo juramento que había prestado en nombre de Jehová.
Cuando el oficial del rey de Babilonia llegó a la ciudad, incendió el templo, el palacio real y todas las casas de la ciudad. Llevó todo, menos algunos de entre los más pobres, al destierro a Babilonia.
Los caldeos hicieron pedazos los objetos del templo, así como su construcción y se llevaron el oro, el bronce y la plata.
NOTA
Dios les había enviado constantes advertencias por medios de sus mensajeros los profetas porque tuvo compasión de su pueblo. Pero ellos se habían reído de los mensajeros de Dios, habían despreciado sus avisos y se habían burlado de sus profetas, hasta que la ira del Señor estalló contra su pueblo de modo que ya no hubo remedio. El pueblo de Judá había cosechado lo que habían sembrado. Ellos habían recibido su merecido. Por amor a su pueblo, Dios les habló una y otra vez por medio de sus profetas, pero el pueblo no quiso hacerle caso.
5.- En medio de todo el caos y la destrucción de Jerusalén, ¿qué aconteció con Jeremías que estaba en la cárcel? Jeremías 39: 11, 12
Liberado de prisión por orden de Nabucodonosor (Jeremías 39: 11 – 14) se permitió a Jeremías elegir entre ir a Babilonia o permanecer en Judá. Escogió la segunda alternativa y se estableció en Mizpa con Gedalías, el gobernador nombrado por Nabucodonosor (Jeremías 40: 6). Ismael, un descendiente de sangre real, mató a Gedalías y a todos los judíos que estaban con él en Mizpa (incluso los soldados caldeos estaban allí), y luego tomó cautivos a los judíos que aún quedaban en Mizpa, y entre ellos a Jeremías (Jeremías 41). Interceptado por Johanán, otro oficial de campo, Ismael y 8 personas lograron huir. Las bandas de la guerrilla remanente, y muchas de las personas rescatas, rechazaron el consejo inspirado de Jeremías y huyeron a Egipto (Jeremías 43). Jeremías predijo que, a causa de su rebelión contra Dios y su entrega a falsos dioses, los judíos perecerían en Egipto (Jeremías 44).
RESUMEN
Habían sido 30 largos meses de asedio por parte de las tropas de Nabucodonosor, ahora no sólo el templo había sido afectado, sino que toda la ciudad de Jerusalén, la capital del reino de Judá. Las consecuencias de no haber oído y acatado las advertencias de los profetas, entre ellos, Jeremías, se hicieron ver, cuando Nabucodonosor ya harto de las reiteradas revoluciones de los judíos por orden del rey Sedequías, entró sin importarle nada y acabo con todo. Sin embargo, El profeta Jeremías fue protegido por Dios por su lealtad a Él. El mismo Nabucodonosor permitió que no le hicieran nada.
¡La obediencia a Dios trae protección de parte de Él!