Jeremías… Instrumento de Dios

LECCIÓN N° 03 – SÁBADO 16 DE OCTUBRE DE 2021
“JEREMÍAS… INSTRUMENTO DE DIOS”

TEXTO DE INTRODUCCIÓN

“Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar.” Jeremías 1: 9, 10

La enorme labor profética de Jeremías registrada en el libro que lleva su nombre nos ayuda a comprender mejor la situación espiritual del pueblo de Dios en ese entonces. Su labor, la de jeremías, tuvo tal efecto en la historia que, en los tiempos de Jesús, los talleres literarios y las escuelas para discípulos se basaban en el ministerio profético de Jeremías.

Su llamado le trajo sufrimientos, dolor, rechazado y encarcelamiento. Todo esto, no vino de manos de los enemigos, sino de aquellos a quienes deseaba ayudar tratando de orientarlos en la dirección correcta.

Es así como Jeremías sería el instrumento que Jehová usaría para anunciar a su pueblo escogido lo que vendría muy pronto. Con mucho tiempo de anticipación ya les estaba declarando que serían llevados cautivos por el gran monarca de Babilonia, Nabucodonosor.

Los tres últimos reyes de Judá: Joacim, su hijo Joaquín y Sedequías fueron advertidos por el profeta Jeremías de las consecuencias que acarrearían si no hacían caso a las Palabras de Dios, sin embargo, hicieron lo malo ante los ojos de Dios. Durante el reinado de ellos, fueron sitiados por las tropas de Nabucodonosor. Si ellos hubiesen sido leales a los acuerdos con el rey de Babilonia, no hubieran tenido que lamentar tanta desgracia; el templo destruido, la ciudad sitiada.

Tristemente esto no había aún llegado a su fin. El último rey de Judá podía elegir seguir los pasos de sus antecesores o someterse a Dios.

1.- ¿Quién fue el último rey de Judá? ¿Cuánto tiempo reinó y qué hizo durante su reino? 2° Reyes 24: 18, 19

Sedequías fue el vigésimo (20) y último rey del reino sureño de Judá.  Reinó 11 años (597-586 a.C.).  Su nombre original era Matanías, pero el rey Nabucodonosor se lo cambio por el de Sedequías cuando lo nombró rey en lugar de su sobrino Joaquín.

Sedequías era débil de carácter.  Aunque de vez en cuando se sentía inclinado a seguir a Jeremías (Jeremías 38: 14 – 26), carecía de la fortaleza moral necesaria para soportar la presión de la gente. 

A continuación, veremos algunas de sus malas acciones durante sus once años de reinado:

  1. Toleró la contaminación del templo y no contrarrestó las grandes injusticias que se cometían en toda la nación (2° Crónicas 36: 14; Jeremías 21: 11, 12;   34: 8 – 11).
  2. Un fuerte partido anti babilónico ejercía mucha presión sobre él para tratar de sacudirse el yugo extranjero, y en Jerusalén también había enviados de las naciones vecinas, quizá con el fin de conspirar contra Nabucodonosor.

2.- ¿A quién acudió el rey Sedequías al verse oprimido por las tropas de Babilonia? Jeremías 37: 3, 4

Los egipcios procuraron acudir en auxilio de la ciudad sitiada; y los caldeos, a fin de impedírselo, levantaron por un tiempo el sitio de la capital judía. Renació la esperanza en el corazón de Sedequías, y envió un mensajero a Jeremías, para pedirle que orase a Dios en favor de la nación hebrea.

Sedequías no obedeció a las palabras del profeta Jeremías, tal vez, movido por la presión de sus súbditos, como tampoco a los acuerdos con el rey Nabucodonosor. Al contrario, hizo una alianza con los egipcios, con el mismo pueblo que los mantuvo como esclavos por mas de cuatrocientos años, con la esperanza de evitar la amenaza que ya casi estaba sobre ellos. Pero, la salvación no venía de los egipcios, sino del mismo pueblo que pronto los sitiaría.

Es típico que cuando el hombre se encuentra en dificultades se acuerda de aquellos que le advirtieron del peligro en que estaban. Así ocurrió con el rey Sedequías cuando hizo llamar al profeta Jeremías.

3.- ¿Qué le aconteció al profeta Jeremías debido a los mensajes de Dios que daba al pueblo de Israel? Jeremías 37: 11 – 16

Debido a la obediencia intachable del profeta Jeremías de amonestar al pueblo de Israel, fue echado en la cárcel al igual que el siervo José cuando fue echado en una cisterna por sus hermanos. Jeremías no temió anunciar los juicios de Jehová sobre su pueblo que, si bien era su pueblo escogido, pero éste había hecho lo malo ante sus ojos y ahora debería sembrar lo que había cosechado, a saber, la desobediencia.

De verdad que, para los príncipes de Israel, les resultaba absurdo que fuesen a caer en manos de una nación tan pagana como Babilonia.

NOTA
Cuán difícil debió de haber sido para Jeremías. Lo acusaron de debilitar la moral de la nación y de ser un traidor.
Jeremías pudo haber sentido temor, era algo natural, pero su llamamiento había sellado en el la obra que tenía que hacer. No era cualquier tarea; después de todo, cuando el pueblo de Israel comenzó a ser asediado por Babilonia,
Jeremías estuvo por años diciendo que esa lucha era una causa perdida y que no podrían vencer ya que el Señor estaba airado con ellos y había elegido a Babilonia como su instrumento.
Por todo esto, y que el profeta tenía intenciones de alejarse de Jerusalén, lo creyeron culpable de traición, por la suposición de que intentaba irse al campamento babilonio para unirse con el enemigo. Debido a esto fue maltratado, golpeado y echado a la cárcel.

4.- Relate la conversación que tuvo el rey Sedequías con el profeta Jeremías. Jeremías 37: 17 – 20

Las esperanzas que habían nacido en los corazones de los príncipes y del pueblo cuando los ejércitos de Nabucodonosor se volvieron hacia el sur para hacer frente a los egipcios, quedaron pronto destruidas. La palabra de Jehová había sido: “He aquí que estoy yo contra ti, Faraón rey de Egipto.” (Ezequiel 29: 3).

Mientras los príncipes de Judá seguían esperando vanamente el auxilio de Egipto, el rey Sedequías se acordó con ansioso presentimiento del profeta de Dios que había sido echado en la cárcel. Después de muchos días, el rey le mandó buscar y le preguntó en secreto: “¿Hay palabra de Jehová?” Jeremías contestó: “Hay. Y dijo más: En mano del rey de Babilonia serás entregado. (Jeremías 37: 17)

Al oír esto Sedequías ordenó que llevaran a Jeremías al patio de la cárcel y lo custodiaran.

El rey no se atrevió a manifestar abiertamente fe en Jeremías. Aunque el temor le impulsaba a solicitarle información en particular, era demasiado débil para arrostrar la desaprobación de sus príncipes y del pueblo sometiéndose a la voluntad de Dios según se la declaraba el profeta.

NOTA
El rey no aprobaba el duro trato que se le estaba dando al profeta, pero parecía tener miedo de sus consejeros; sin embargo, el miedoso Sedequías mandó llamar a Jeremías “secretamente”, esperando aún que por medio del profeta pudiera recibir alguna “palabra de Jehová” que lo favoreciera. Sin embargo, con valor, y sin ceder a la tentación de modificar su mensaje para librarse de mayores persecuciones de sus enemigos, el anciano profeta repite con dureza su predicción anterior: Sedequías será llevado cautivo por los babilonios (Jeremías 32: 1 – 5).

RESUMEN
Jeremías el profeta llorón, obedeció a Dios en todas las palabras que se le dieron para que dijese al pueblo de Israel. Si bien los mensajes eran fuertes, pero esto no fue obstáculo para que tuviese temor en declararlos al pueblo o más específicamente a los tres últimos reyes de Judá: Joacim, Joaquín y Sedequías. Sufrió azotes, maltratos, cárcel, hambre, pero siguió siendo firme en su obra. Dios lo había levantado, había colocado su mano poderosa sobre sus labios para que con valentía hablara. ¡Qué valor! ¡Qué tenacidad!

Meditemos, queridos hermanos qué diferentes seríamos todos si Dios tocase nuestros labios para hablar sus palabras al mundo y declarar que sus juicios ya vienen y que la única forma de escapar es obedecerle sólo a Él. Llegará el tiempo cuando se tendrá que hablar la verdad sin miedo y declarar el último mensaje de misericordia de Dios al mundo: Salid de ella pueblo mío. ¿De qué lado estaremos?