LECCIÓN N° 1 – SÁBADO 03 DE ABRIL DE 2021
Texto de Introducción para memorizar
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca”. Mateo 7: 24
Vivimos en una cultura donde todos quieren ser libres expresando cada uno su punto de vista sobre el bien y el mal, pero Dios nos ha entregado su Santa Palabra por medio de los labios de nuestro amado Salvador Jesús, para saber lo que es bueno y agradable delante del único y verdadero Dios, por eso no es suficiente con oír la palabra sino también ponerla en práctica.
Podemos sacar grandes enseñanzas de esta “parábola” que Jesús presenta como conclusión a todo el mensaje del sermón del monte, pero si sólo son reflexiones y nada de acción, indudablemente, somos insensatos.
A través del gran sermón del monte, específicamente esta última enseñanza (los dos cimientos) Jesús nos educa en todas las áreas de nuestra vida y ahora, tanto a sus oyentes en ese entonces, como a nosotros hoy en día, espera que después de entregar todo este valioso sermón que abarcan tres capítulos, seamos sabios e inteligentes y nos sintamos identificados con aquel hombre que edificó sobre la roca. Notaremos en esta lección, que edificar sobre la roca, no sólo se trata de decir: “En tu nombre Señor haré esto”, sino que es algo mucho más profundo que involucran: compromiso, obediencia y lealtad.
1.- Lea Mateo 7: 24, 25. ¿Cómo se aplica esta situación en la vida cristiana?
La parábola nos enseña que existen semejanzas entre los dos constructores que se comparan en la misma:
1.- Ambos oyen,
2.- Ambos enfrentan las mismas pruebas,
3.- Ambos tienen las mismas oportunidades y aparentemente
4.- Ambos construyeron casas parecidas.
Las características de este constructor son evidentes, era prudente, precavido, considerado, cuidadoso; se fijaba en lo que hacía. Vemos la manera clara cómo Jesús define a este constructor, pero lo más importante de este personaje es que sirve para ilustrar la obediencia del creyente que sabe oír la Palabra de Dios y ponerla por obra. Por eso Jesús está planteando un gran reto para aquellos que han sido oidores de todo el sermón del Monte y que ahora están en el compromiso de ponerlo por obra.
Nota
Jesús nos muestra que este constructor prudente era un hombre sabio, tenía temor a las consecuencias que vendrían tras él si no tenía la previsión y el cuidado necesario para hacer una construcción que fuese duradera y firme ante las adversidades del tiempo. Ahora nosotros, hemos sido oidores, no sólo de los mensajes del sermón del Monte que podemos leer en la Biblia, sino también de muchos otros mensajes maravillosos contenidos en toda la Palabra de Dios; y el reto es el mismo: “hacer”, “practicar”, “obrar”, sólo así nuestra fe no se desvanecerá cuando la tragedia toque a nuestra puerta.
2.- ¿Cómo aplica usted a su vida espiritual los resultados del que edificó en la roca al momento de las lluvias?
Los beneficios de este maravilloso personaje son múltiples ya que aquel que es prudente, considerado, cuidadoso y se fija en lo que hace y además pone su confianza y gozo en la obra de la Cruz será bendecido en todo tiempo por Dios en todas sus empresas. La Palabra es clara y precisa y nos enseña que el cimiento o fundamento que debemos escoger para nuestra fe, no puede ser otro que Jesucristo.
El creyente que tiene a Cristo antes que todo, tendrá:
– Paz, por tener la seguridad de que su fe es inconmovible.
– Paz, porque no habrá tribulación ni pruebas que lo muevan de su lugar.
– Paz, porque no importa cuán grande o duradera sean las tormentas, él permanecerá firme.
– Paz, porque su fundamento es Cristo, él todopoderoso Dios.
Nota
En el reino de los cielos, “el oír” las palabras del evangelio sin “el hacer” lo que se manda, lleva a la ruina espiritual. En cambio, el oír y el hacer – la obediencia – sirven de base para edificar una vida que puede resistir ataques de todos los elementos y permanecer en pie.
La verdad central de esta parábola es “la obediencia” es el requerimiento más importante de Dios para sus hijos, esto nos recuerda lo que dijo el profeta Samuel al Rey Saúl cuando desobedeció a Dios al ser enviado a eliminar al Rey Amalec: Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención, que la grosura de los carneros” 1° Samuel 15: 22, 23
3.- Siguiendo con la parábola, ¿en dónde edificó el hombre imprudente? ¿Cuáles fueron los resultados? Mateo 7: 26, 27
Ya hemos dicho anteriormente que la verdad central de esta parábola es “la obediencia” y por esta razón entendemos la desgracia del constructor insensato. Su único y gran pecado fue no “hacer” lo que la Palabra de Dios dijo.
El hombre insensato era: confiado, necio, tonto, descuidado, no se fijaba bien en lo que hacía. Mientras el hombre prudente obedecía las palabras de Jesús; el insensato no. El primero edifica sobre la peña, un cimiento sólido; este insensato edifica sobre la arena, un cimiento inseguro y por esta causa todo lo que hace.
NOTA
Debemos entender que los cimientos no son visibles al ojo humano, pero las pruebas y las aflicciones revelan la clase de cimientos que hemos utilizado para edificar nuestra fe y por esta causa hay un contraste radical en la manera que ambos soportaron las pruebas. La casa construida por el prudente soportó todas las pruebas, mientras que la casa del otro se desmoronó.
¿En qué estoy construyendo mi vida espiritual? ¿Es mi hogar un lugar firme y seguro contra las asechanzas del poderoso enemigo que tenemos? ¿Están nuestros hijos firmes o a punto de caer por las fuertes influencias de este mundo?
CONCLUSIÓN
El propósito primordial de esta parábola al final del Sermón del Monte está claramente evidenciado. Jesús ha hecho una serie de declaraciones que tienen que ver las cualidades de los que heredarán el reino eterno. Jesús inició este sermón con las Bienaventuranzas y luego introdujo grandes verdades que fueron dadas como fundamentales para que todo aquel que se llame hijo del Dios y entienda cómo debe vivir y actuar en un mundo que va a la deriva. ¡Qué mejor ilustración que la de los dos cimientos para ilustrar a los verdaderos hijos de Dios!