SANTIFICACIÓN Y ADORACIÓN

LECCIÓN N° 11 – SÁBADO 12 DE DICIEMBRE DE 2020

Filipenses 2: 12

“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido… ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”

Cuando el hombre perdió su pureza en el Edén, perdió también el deseo de adorar a Dios. También perdió la forma en que se debía hacer. Es la razón por la cual hoy millones de personas, creen estar adorando a Dios correctamente por medio de invenciones humanas, pero están muy lejos de lo que significa la verdadera adoración.

El plan de Redención ideado por Dios es completo. No ha dejado nada afuera. Se debía redimir al hombre completamente. Pues en él se había perdido la imagen perfecta de su Hacedor y solamente la Redención absoluta que Dios proveyó por medio de su Hijo Jesucristo logró recuperar lo que se había perdido.  Ahora el hombre redimido por la sangre de Cristo nuevamente está en condiciones de rendir genuina “adoración a Dios”.

Por otra parte, la adoración a Dios es completa y verdadera cuando se vive diariamente en santidad. Y ¿qué significa vivir en santidad? Significa vivir para honrar a Dios en todo lo que se hace, en los detalles más simples de la vida cotidiana; significa agradar a Dios con mis actitudes, mis palabras, mi manera de ser, mis ojos, mi carácter y mis pensamientos. Cuando vivimos así cada día, estamos creciendo en nuestra santificación y adoración a Dios.

1.- En la historia de Caín y Abel, ¿qué adoración fue agradable ante Dios? ¿Por qué? Génesis 4: 3 – 5 

La ofrenda de Abel fue una demostración de fe (Hebreos 11: 4).  En contraste, la ofrenda de Caín fue un intento de ganar la salvación por las obras.  En el caso de Abel, la fe en el plan de la salvación y en el sacrificio expiatorio de Cristo se reveló en una obediencia sin reservas.

Aunque no se revela aquí la forma en que Dios aceptó la ofrenda de Abel, esa aceptación resulta evidente, porque el sacrificio fue consumido por fuego divino, tal como sucedería más adelante. Es digno de notarse que al aceptar Dios el sacrificio de Abel lo estaba aceptando a él personalmente. En realidad, en la narración se menciona primero la aceptación de Abel mismo antes que la aceptación de su ofrenda.  Esto es una indicación de que Dios no estaba tan interesado en el sacrificio como en el que lo ofrecía.

NOTA

¿Qué tipo de adoración le entrego a Dios? ¿En que se basa? ¿En nuestros méritos o en los de Dios?  

La adoración a Dios está estrechamente relacionada con nuestra sumisión y obediencia. No podemos adorarle sin haber rendido previamente nuestra voluntad ante él para servirle en todo cuanto nos manda. Notemos el pasaje de Apocalipsis capítulo 4 versículo

10 “los ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono” . El hecho de colocar sus coronas a los pies del Señor es una forma de expresar su sumisión, reconocimiento y entrega absoluta.

Cuando crecemos en nuestra santificación, la adoración se transforma en nuestro estilo de vida.

2.- En el suceso de los tres hebreos, ¿de qué modo se mezclan la adoración y la santificación? Daniel 3: 17, 18, 28

Nosotros adoramos a Dios porque él nos ha salvado de una muerte segura cuando estábamos en delitos y en pecados. Cabe hacerse una pregunta, ¿mi adoración a Dios, afecta mi salvación?

La adoración es la clave para comprender la cuestión total de la salvación. Eso se debe a que la meta de la salvación es producir verdaderos adoradores. Esto lo entendían muy bien los tres hebreos, pues ellos adoraban al único Dios verdadero. Su fidelidad y lealtad al único que se merece toda adoración y glorificación los salvó de la mano del rey.

NOTA

Nuestra adoración a Dios debe ser sin reservas. Si deseamos ser salvos y estar con Cristo por siempre, la adoración que estemos rindiéndole deberá ser cabal y completa. La prueba o la aflicción que venga a nuestra vida no deben mover nuestros pies del cimiento inmovible en que hemos fundado nuestra adoración. Sadrac, Mesac y Abed-nego seguirían adorando al único merecedor de toda adoración, aún si no fuera la voluntad de Dios librarlos del horno. 

La actitud que tomamos frente a las dificultades y problemas que podamos tener en nuestra vida, indican que tipo de adoradores somos.

3.- ¿De qué manera el sacrificio expiatorio de Cristo nos ilumina el camino hacia una verdadera adoración a Dios? Hebreos 10: 19 – 22 

El verdadero hijo de Dios adora básicamente porque la muerte de Jesucristo logró la reconciliación del hombre con Dios. Ahora puede acercarse a Dios confiadamente y sin temor, porque tenemos a nuestro Sumo Sacerdote que intercede en el santuario celestial ante el Padre. 

El autor de Hebreos menciona cuatro condiciones que necesitamos como adoradores del Dios vivo.

Corazón sincero: Vivimos en un mundo de hipocresía y egocentrismo, que sólo busca la complacencia propia. Por esta razón, nosotros como hijos de Dios debemos escapar de estas cosas. Nuestra adoración debe ser “sincera” y cuando nace de un  corazón renovado por la gracia del cielo llega hasta la misma presencia del Señor. Esto es santificación y verdadera adoración a Dios

Plena Certidumbre de Fe: Todo el mundo tiene fe en algo o en alguien. Pero para acercarnos confiadamente al trono de la gracia no necesitamos esta fe del mundo que es muerta, sino la fe que sobrepasa todo entendimiento. Pero ¿en qué debe estar depositada nuestra fe? En el poder de Cristo y sus méritos que puede limpiar el alma del pecado y presentarla ante el Padre como la adoración más agradable que hombre alguno puede dar.   

Purificado los Corazones: Las Escrituras nos declaran que el corazón del hombre es malo y perverso (Jeremías 17: 9). ¿Podríamos rendir nuestra leal adoración a Dios con un corazón así? Es algo imposible, pues todo lo que pudiéramos hacer sería sólo en vano. Pero cuando hemos rendido nuestra vida a Cristo, un nuevo corazón ha sido reemplazado por el viejo que se deleitaba en los deseos carnales. 

Podemos hacer miles de cosas en favor de Dios como muestra de adoración hacía él, pero lo que Él ve es el corazón. Lea el relato de Caín y Abel y se dará cuenta que el Señor se agradó primeramente de Abel y luego de su ofrenda. ¿Qué enseñanza logra extraer usted de esto?

Lavados los Cuerpos: El agua en la Biblia juega un papel muy importante. Al buscar una relación con ella, la podemos asociar perfectamente con el rito del bautismo, que representa adecuadamente el lavamiento de los pecados. El apóstol Pablo habla en una de sus epístolas que debemos morir cada día, pidiendo a Dios el bautismo del Espíritu Santo, para que muera el “viejo hombre” y resurja el “nuevo hombre” según Dios. Esta obra debe ser diaria; cada día necesitamos santificarnos.

3.- Lea Hebreos 11: 6. ¿Encuentra alguna relación en este pasaje con la adoración a Dios? ¿Por qué?  

Dios, nuestro Creador y Hacedor es eterno e infinito, nosotros sus criaturas somos limitadas. Por tanto, necesitamos de la fe para aceptar algunas cosas que están fuera de nuestro alcance. Una de ella es “creer” que Dios existe. Este debe ser el fundamento primario de nuestra fe cristiana. Sin esta enorme convicción, la puerta de entrada hacia el camino a la adoración no se abre.  

La fe nos acerca a Dios, la fe nos da la seguridad que Dios, que no le vemos, nos escucha; la fe nos llena de seguridad al saber que Él nos ama. La fe nos dice que Dios quiere tener una relación íntima con nosotros. Pero sin fe en Dios, sólo habrá temor, miedo y finalmente desesperación. La fe nos abre el camino hacia el proceso de la santificación que nos llevará a los brazos de nuestros Salvador y a una vida de adoración continua a Dios que se extenderá por la eternidad.

NOTA

¿Cómo podremos adorar a un ser invisible que no le vemos sino tenemos fe que existe? Dios existe y también Satanás y sus ángeles. Esta verdad es primordial para entender el conflicto en el cual estamos, pero si no tenemos lo indispensable para comprender esta realidad, no conoceremos jamás el plan eterno de Dios para salvarnos y nuestra incredulidad nos llevara a nuestra condenación.

La fe en Cristo es preciosa y maravillosa porque nos acerca a su amor y misericordia. Podemos pedir y dar gracias a Él porque él se interesa de nosotros y siempre está preocupado de cada uno.  

CONCLUSIÓN

La adoración se basa en la salvación que Dios proveyó para rescatarnos del pecado y así abrirnos el camino hacia una vida de santidad para encontrarnos finalmente con nuestro Señor. Nosotros adoramos a Dios porque Él nos creó y nos salvó. Toda nuestra vida, nuestro tiempo, nuestros dones se los entregamos a Él en compensación por tan grande amor que tuvo y que sigue teniendo por nosotros, criaturas que no teníamos esperanza alguna, sino solamente la muerte segura. Pero gracias al don maravilloso de Dios en su Hijo Jesús, que nos amó con un amor incomparable, nos abrió nuevamente el camino hacia la reconciliación con nuestro Padre y nos permitió ser parte de la adoración que Él recibe en los cielos. ¡Santificación y adoración!




NUESTRO ALIMENTO ESPIRITUAL

LECCIÓN N° 10 – SÁBADO 05 DE DICIEMBRE DE 2020

Juan 6: 63 

“El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” 

La lección de esta semana nos hablará acerca de la importancia de la Palabra de Dios como nuestro alimento espiritual y el fundamento para que nuestra santificación sea fuerte y madura. Como base, tenemos el capítulo 6 de Juan que corresponde al incidente de la alimentación de los cinco mil, ocasión en la cual Jesús relacionó el pan físico con el pan espiritual. Este capítulo contiene preciosas e importantes lecciones para cada uno en cuanto al crecimiento en nuestra santificación.

Jesús nuestro Maestro nos enseña lo que él es para nosotros y las ventajas que tendremos si “comemos” sus palabras y sus enseñanzas.

Por tanto, le instamos que estudie con mucho interés y deseo esta lección que de seguro le impartirá una enseñanza rica y saludable para su vida espiritual. 

Somos una generación donde nos preocupamos mucho de la apariencia física; de cómo lucir mejor, de cómo sentirnos mejor y a veces de cómo ser más saludables; sin embargo, todo lo que hagamos en pro de nuestra carne de nada aprovecha si no ponemos atención primeramente a nuestro ser espiritual y nos alimentamos correctamente. 

¿Cuál será entonces nuestra actitud ante la exposición de la Palabra de Dios en esta lección?

1.- ¿Cuál fue la reacción de la gente al ver tan increíble milagro de la multiplicación de los panes y los peces? ¿Qué hizo Jesús al respecto? Juan 6: 14, 15, 25, 26

Al analizar todo el relato de la multiplicación de los panes y los peces y lo que sucedió al día siguiente del milagro, (Juan 6: 1 – 35) podemos extraer muchas lecciones significativas para nuestro crecimiento espiritual y material. 

El Señor siempre se preocupó de las necesidades físicas de la gente. De hecho, nos enseñó que oráramos por el pan de cada día. Sabe nuestra necesidad, pero no quiere que perdamos el enfoque principal de nuestra vida espiritual.

La gente se dio cuenta que en Jesús podía resolver sus problemas de necesidad físicas, y por esta razón lo buscaron incesantemente hasta el día siguiente. A simple vista mostraron un gran deseo espiritual por encontrarse con Jesús y recibir sus enseñanzas, pero sus motivos eran otros. ¿Qué nos enseña esta verdad a cada uno?

Jesús sabía cuál era el motivo de buscarlo. Ellos lo buscaban no porque habían visto las señales, sino porque habían sido saciados el día anterior y ahora nuevamente tenían hambre. 

NOTA

¿Cuál es el tema principal de conversación de la gente hoy en día y más aún ahora que el mundo está siendo azotado por esta pandemia? Las estadísticas arrojan lo siguiente:

Que más del 70% de nuestras conversaciones son sobre la economía. Es decir que nuestro interés principal es ganar dinero y cómo gastarlo. ¿No es cierto? Analicemos bien cuál fue nuestra principal conversación durante la semana. ¿No hemos conversado sobre conseguir un mejor trabajo, vender alguna cosa para generar mayor ingreso, planes para abrir un nuevo negocio, comprar un nuevo celular, nueva ropa, zapatos, ir a la tienda para ver qué hay, problemas con nuestra casa, costo de vida, el alto precio de alimentos, planificar si beneficiarnos con las acciones del país en cuanto a la economía? Sin duda el materialismo está inundando nuestras vidas de una u otra forma y a la vez repercute sobre la vida espiritual de la iglesia. Es normal que como seres humanos nos preocupemos por esas cosas. Pero en medio de buscar la solución a nuestros problemas materiales, sale a nuestro encuentro nuestro Señor Jesús diciéndonos: “No te preocupes por lo que vas a vestir o comer… no hagas tesoros en la tierra… haz tesoros en el cielo”.

Jesús pacientemente espera que entreguemos todas nuestras preocupaciones y ansiedades a él, “porque él tiene cuidado de nosotros” (1° Pedro 5: 7).

2.- ¿Hacia qué clase de alimento quiso dirigir Jesús la atención de la gente, después de alimentarlos? Juan 6: 26, 27 

Aunque Jesús sabía cuáles eran sus verdaderas intenciones, procuró desviar sus mentes de lo terrenal a lo espiritual, pues ésta última, era la necesidad que de verdad necesitaban saciar, aunque ellos no lo sabían. Jesús les enseñó: “Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre. (Juan 6: 27). Esta enseñanza es sobre el propósito de nuestra vida. Mucha gente vive para buscar la comida corporal. Ellos trabajan mucho para comer. Pero esta comida corporal no puede darnos vida eterna. Esta comida se corrompe, por tanto, no debe ser el propósito de nuestra vida. Debemos vivir por la comida que a vida eterna permanece. Pero ¿Qué es esta comida espiritual? Es nuestro Señor Jesús. Él dijo que era el pan de vida. A través de Jesús, quien es el pan de vida, podemos alimentarnos espiritualmente y vivir eternamente. Esto no quiere decir que debemos abandonar nuestros trabajos seculares, pues debemos ser responsables; pero el propósito principal de nuestra vida no debe ser este, sino el trabajo que hacemos para la gloria de Dios. 

NOTA

¿Qué debe hacer usted ahora ante esta verdad? El apóstol Pablo dice en segunda de Corintios 13: 5 “Examinaos a vosotros mismos”. ¿Cuál es nuestro motivo de buscar a Jesús? ¿Para qué estamos cada sábado en la mañana esperando el servicio? ¿Con qué propósito nos esmeramos en estar presentes en cada servicio? ¿Para qué decidimos seguir a Jesús, aunque muchos sólo lo buscan los días sábados? ¿Qué buscamos de Jesús? No debemos ver las cosas externas porque nos parezcan que así se es un buen cristiano por asistir a la iglesia y a las reuniones fielmente; porque es posible que se tengan motivos equivocados para seguir a Jesús. ¿Qué queremos que Jesús sacie en nuestra vida? 

Jesús conoce perfectamente cada corazón de aquellos que se acercan a él y le buscan. Sabe las intenciones del corazón y por eso no le agrada que lo busquemos con motivos egoístas.

3.- ¿Qué poderosa y sorprendente declaración dijo Jesús ante las almas hambrientas y sedientas? Juan 6: 33 – 35  

La multitud le pidió a Jesús que les diera una señal, pero la señal ya había sido dada con el milagro de la alimentación de los cinco mil. Por eso Jesús les habla de la señal que hace muchos siglos atrás había ocurrido, la señal del maná. Durante 40 años ellos no necesitaron preocuparse por la comida. Así que los judíos creían que cuando viniese el Mesías él les haría recibir maná otra vez. Su interés siempre estaba en comer, en las cosas terrenales. Ellos estaban buscando la señal del maná, no para creer en Jesús, sino para llenar su estómago otra vez. Pero esta vez Jesús les daría el pan espiritual y verdadero. La declaración de Jesús “yo soy el pan de vida que descendió del cielo”, es una de las más poderosas verdades del evangelio. Jesús no sólo es el pan que sacia y alegra nuestro espíritu, sino también el Pan de Vida.

NOTA

Cuando Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida”, él quiso decir que a través de él podemos ser alimentados espiritualmente para vida eterna. Pero para que este pan tenga efecto debemos comerlo. Aunque haya un alimento muy nutritivo que tenga todas las vitaminas, si no lo comemos no puede beneficiarnos. 

Comer el pan de vida quiere decir que Jesús entra en nuestro ser para ser “uno” con nosotros, darnos energía y fuerza para mantener nuestra vida y hacernos crecer espiritualmente; es tener una comunión completa con Jesús. Él dijo “el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” La acción de comer el pan de vida es creer en Jesús y tener comunión profunda con él a través del Espíritu Santo; Es leer la palabra de Dios y orar a él para tener comunicación espiritual con Jesús. Es venir al templo para adorarle en espíritu y en verdad; Es buscarlo todas las mañanas a través del pan diario y la oración matutina.

CONCLUSIÓN

El alimento diario para nuestro cuerpo nos permitirá realizar todas las actividades del día, pero sin él, no tendremos energía, para llevar a cabo todas las tareas. En este punto, nuestro Señor desea bendecirnos en toda nuestra vida para alcanzar nuestros sueños, pero el mayor interés de Jesús es que alcancemos la vida eterna y para lograrlo, él sabe que la única forma es que lo conozcamos más y más, que pasemos más tiempo en comunión con él. Que el trabajo y los afanes de la vida no nos resten tiempo para estar con él. 

Por otra parte, el alimento físico nos mantendrá despiertos y alertas para enfrentar nuestros afanes del día, pero ¿qué hay de las luchas espirituales? ¿las tentaciones? ¿Las situaciones en que sea puesta a prueba nuestra fe? Por eso, mis amados hermanos y hermanas en el Señor, cada mañana sentémonos a la mesa del Señor y junto a él desayunemos el rico pan celestial que es su Palabra, y ofrezcámosle tiempo precioso para hablar con Él. 




VELAD Y ORAD

LECCIÓN N° 9  –  SÁBADO 28 DE NOVIEMBRE 2020

1° Pedro 4: 7

“Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración. 

 ¿Existe algún vigilante nocturno que duerma? Si consideramos la palabra “vigilante” solamente como título o nombre, la respuesta es sí. Pero si nos referimos al trabajo que suponemos que debe hacer un vigilante, la respuesta es no. El que vigila no puede darse el lujo de dormir. Estaría fallando en su responsabilidad y pondría en peligro tanto su propia seguridad como la de sus compañeros. Un vigilante debe vigilar. 

¿Existe algún discípulo que no ora? Si consideramos la palabra “discípulo” como simple distintivo de un oficio, la respuesta es sí. Pero si tomamos en cuenta la confianza en la oración que Jesús mostraba, y que cada discípulo también debe manifestar, la respuesta es no. Un discípulo que no ora, no está imitando a su Señor. Un discípulo que no ora, no es un discípulo. Un discípulo que ora solamente para guardar las apariencias, solamente está fingiendo ser un discípulo. El vigilante debe estar atento y despierto; el discípulo debe considerar la oración constante como vital para la salvación. 

Aún más, el velar en estos tiempos peligrosos que vivimos debe ser nuestra prioridad en el orden de nuestras responsabilidades como hijos de Dios. 

1.- ¿Qué más logra extraer usted del texto de introducción de esta lección?

Aunque el retorno de Cristo se acerca cada vez más, no debemos usar este conocimiento de lo que pronto ha de suceder, como una excusa para descuidar nuestras responsabilidades. Nosotros los cristianos debemos permanecer en nuestros puestos hasta el mismo fin, cumpliendo fielmente con nuestros deberes, tanto en la iglesia como en nuestras vidas cotidianas. Nuestro Señor ordena: “Negociad entre tanto que venga” (Lucas. 19: 13).

El apóstol termina aconsejándonos que seamos “vigilantes” en vista de los acontecimientos que hoy están sucediendo y que comenzarán a suceder. Pero no hay que temer amados hermanos, porque el Señor prometió estar con nosotros hasta el fin del mundo, pero ¡cuidado! no significa que nos vamos a despreocupar de estos tiempos que vivimos y descuidar nuestra consagración personal.

NOTA

Sinónimos de sobrio: Prudencia, cordura, buen juicio, equidad, sabiduría, discreción, verdad, misericordia, integridad, temor de Jehová, etc.

¿No piensa usted que son demasiadas palabras juntas para que una sola persona pueda vivir bajo estos conceptos? Pero, lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios (Lucas 18:27.) Todo esto requiere disciplina, tiempo y paciencia.

2.- ¿Cuál es una de las peticiones de la oración modelo que Jesús enseñó? Mateo 6: 13

Es muy común en nosotros que voluntaria y libremente nos ponemos en el camino de la tentación. Es muy peligroso transitar por este camino, porque en nosotros mismos, no tenemos la fuerza de soportar no caer. Por eso, cuando pedimos al Señor que no nos deje caer en tentación, le estamos diciendo que no caminaremos en nuestros propios caminos, sino los que él nos escoja. Sin embargo, es importante recalcar que Dios no tienta a nadie, así lo dice Santiago 1: 13 “Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie”. 

¿Por qué Dios no es el que nos tienta? Por la sencilla razón que tentar quiere decir inducir a pecar y nuestro Dios jamás nos induciría a eso, sino todo lo contrario.

NOTA

Satanás es el tentador. Nos tienta, nos seduce a pecar a través de los malos pensamientos y malos deseos en nuestro corazón. Lo que Dios si hace es “probarnos”, por intermedio de las pruebas que fortalecen nuestra fe y comunión con Él. La Palabra de Dios declara en Hebreos 8: 5 al 8 que Dios nos prueba porque somos sus hijos, y si estamos pasando por una de ellas, regocijémonos porque el Señor nos considera como sus hijos legítimos. Él está sacando la escoria del pecado de nuestras vidas.

3.- A la luz de las Escrituras, ¿quién o cuál es el origen de la tentación? Santiago 1: 14

El descuido y la curiosidad de nuestros primeros padres, hicieron que cayeran en la tentación. Dios no los indujo a eso. Solamente Dios les exigió obediencia en el marco del libre albedrío que poseían. Si bien la tentación siempre está delante de nosotros como en el caso de ellos, pero somos nosotros mismos quienes nos acercamos a ella. 

Existe algo en cada uno de nosotros como humanos que somos y es una “sed” de hacer lo malo, lo que agrada a la carne, pero que no agrada a Dios. 

Cada ser humano, sin excepción alguna, posee anhelos que nacen de un corazón perverso. La Biblia llama a esto “concupiscencias”. En el corazón están estos deseos malos y perversos. Pero a pesar de que existan estas tendencias en nosotros, no debemos negar que el tentador, que es Satanás, se aprovecha de ellas.

NOTA

Es verdad que Satanás y sus ángeles nos pueden tentar y hacernos pecar, pero no podrían hacerlo si dentro del hombre y de la mujer no hubiera ese deseo de responder a ese impulso. Aquí encontramos una verdad muy grande y es que ninguna persona, nadie, puede ser obligada a pecar. Cuando lo hacemos fue porque hicimos uso de nuestro libre albedrío.

Si caímos en la tentación, será porque en nosotros fue más grande el deseo de satisfacer nuestras “concupiscencias, lujurias” que hacer la voluntad de Dios.

Nos damos cuenta ahora, de lo importante que es la oración en nuestras vidas. Sin ella, es completamente seguro que cedamos a los encantos del enemigo. Sólo la influencia del Espíritu Santo, puede frenar nuestros impulsos carnales y mantenerlos a raya, para que solamente agrademos al Señor y así no seamos cautivos del pecado

4.- ¿Cuán fieles deberíamos ser en nuestras oraciones? Efesios 6: 18;   1° Tesalonicenses 5: 17

Un espíritu de oración constante debe irradiar en la vida del cristiano.  Nunca se debe cortar la relación con el cielo. El ejemplo del apóstol Pablo es digno de imitar: trabajaba “de noche y de día” (1°Tesalonicenses 2: 9), y también oraba “de noche y de día”  (1°Tesalonicenses 3: 10).  Sus oraciones no disminuían debido a su arduo trabajo de traer almas para Cristo.

La perseverancia en la oración no tiene el propósito de cambiar la voluntad de Dios mediante nuestra insistencia, como el niño que gracias a sus persistentes ruegos obtiene lo que desea de su padre. Sin embargo, la perseverancia en la oración indica claramente que el suplicante se halla en un estado mental que da a Dios la oportunidad de abrir las ventanas de los cielos y derramar sus bendiciones sobre su hijo que ora fervientemente.

CONCLUSIÓN

¿Noto usted que ya hemos hablado de la oración en tres lecciones seguidas? ¿Por qué así? ¿Cree usted que hemos excedido demasiado la importancia de la oración, mayormente en estos últimos tiempos que vivimos, donde los poderes de las tinieblas se están intensificando para destruirnos como pueblo de Dios? ¡Claro que no! ¿verdad? Estrechemos por tanto aún más nuestra relación con el Señor y sigamos adelante sin perder nuestra comunicación con Él.




ENSEÑANZAS DE JESÚS SOBRE LA ORACIÓN

LECCIÓN N° 8 – SÁBADO 21 DE NOVIEMBRE DE 2020

Mateo 6: 7

“Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos”

 La oración es el oxígeno de los hijos de Dios. Sin ella, nuestra vida espiritual se seca y finalmente, puede llegar a desaparecer. Jesús nos quiso enseñar que este acto de hablar con Dios, debe ser un encuentro tan íntimo y tan natural, que, al hacerlo, no necesitemos crear una especie de monólogo o discurso para que él nos atienda.  

A través de esta lección, descubriremos que lo que Jesús nos enseña en esta parte del sermón del monte, no sólo es que “debemos orar”, sino más bien, la actitud que debemos tener al hacerlo. 

Está claro que la intención de Jesús no fue resolver el problema de que sus discípulos “no oraban”, sino que su anhelo fue enseñarles cuál debe ser la “verdadera intención y la manera” de hacerlo. Por tanto, podemos tener mucha oración, pero si la actitud de nuestro corazón no es la correcta, estamos tropezando con la misma piedra que la de los judíos.   

1. ¿Cuál era la actitud de los judíos ante la oración? ¿Qué buscaban por medio de ella? Mateo 6: 5

Jesús no tenía que mandar a sus discípulos a orar, pues el orar era una práctica común de los judíos. Ellos oraban normalmente tres veces al día, por lo tanto, no tenía que mandarles a orar, pero tuvo que mandarles a “no orar como los hipócritas”.

No es tan importante el hecho de que ellos orasen en tal o cual lugar, o de pie. Hay oraciones en la calle y en la iglesia que agradan a Dios. El énfasis está puesto sobre “la intención y la manera” de su oración. Los hipócritas amaban los lugares “principales” y donde  había más personas para que éstas admiraran su consagración y “religiosidad”. No solamente oraban en la calle, sino que marcaban el paso para llegar a la esquina de las calles más importantes justo cuando era la hora establecida para orar.

 Nota

El término “calle” significa “lugar ancho y espacioso”, del cual se deriva nuestra palabra “platea”. Tenían la intención de obtener la atención y aplauso de las multitudes en las “plateas”. Hacían de las calles y sinagogas sus “teatros”. Al lograrlo, ya tenían toda su recompensa.  

2. ¿Cuál es el consejo de Jesús con respecto a la actitud correcta que debemos tomar frente a la oración? Mateo 6: 6

No hay fórmula alguna, todo se resume en tres palabras: “intimidad con Dios”. Casi todos tenemos cosas que vacilamos en compartirlas con nuestros más íntimos amigos. Por eso Dios nos invita a ir a él por medio de la oración privada, para aliviar nuestras cargas. El conoce mejor que nosotros nuestros temores secretos y nuestros motivos y pensamientos ocultos. Pero necesitamos abrirle nuestro corazón. La sanidad del alma comienza cuando Jesús puede tocar nuestras heridas y esto se hace en secreto. 

Como lo vimos en lecciones pasadas, Jesús se apartaba a lugares solitarios y allí oraba a su Padre. A diferencia de los líderes religiosos de su día, no oraba para ser visto por los hombres. Oraba porque disfrutaba del compañerismo con su Padre. Por otro lado, los hipócritas logran su recompensa a través de las oraciones en público. Seguramente cuando estaban orando, las personas los consideran verdaderos gigantes espirituales, pero cuando terminaban de orar, recibían todo lo que su oración produjo: admiración de los hombres.

NOTA

La oración debe dirigirse a Dios con el fin de agradarlo a Él, y no a las multitudes. Dirigirse a Dios, y solamente a Él, en la oración, en privado y en público, requiere una disciplina rigurosa y un motivo puro. El creyente tiene que decidir si su principal motivo es el de agradar a Dios, o a las multitudes. Sin embargo, hay algo de se debe rescatar. Jesús no quiso indicar que la oración pública no fuera aceptable a Dios. Jesús mismo oraba en público y también los apóstoles, pero todos ellos mantenían una sólida vida de oración en privado que aseguraba que su motivo era puro al orar en público.

¿Cuál es la práctica ineficaz que Jesús condena y por qué lo es? Mateo 6: 7, 8

Ya Jesús había condenado las prácticas hipócritas de los judíos para agradar a los hombres, ahora Jesús vuelve a enseñar una práctica completamente ineficaz y que Dios no acepta: la vana repetición.  

Jesús explica por qué tal práctica es vana e innecesaria. La razón es que oramos a un Dios que ya sabe todo y que está predispuesto a oírnos y socorrernos.

Ante este valioso consejo de Cristo, podemos rescatar importantes aclaraciones:

Jesús no prohíbe repetir una oración. Él mismo oró en el Getsemaní tres veces esencialmente la misma oración (Mateo 26: 39 – 44).

También alabó la persistente oración de la viuda. No nos cansemos de la oración.  (Lucas 18: 1 – 8).

El apóstol Pablo oró tres veces para que Dios quitara “el aguijón en la carne” (2° Corintios 12: 7, 8). El número tres probablemente debe entenderse no en el sentido estrictamente literal, sino como “muchas veces”.

El énfasis en las palabras de Jesús no recae sobre “repeticiones”, sino sobre “vanas”, palabras sin sentido y vacías.

El hecho de que nuestro Padre sabe de qué cosas tenemos necesidad antes que las pidamos (v. 8) no significa que no debemos expresar nuestras necesidades. Por lo contrario, el hecho de que oramos a un Dios que ya sabe todo, debe ser un fuerte estímulo para orar más frecuentemente y con más confianza.

CONCLUSIÓN

La oración mecánica es lo que Jesús condena. El hecho de repetir tantas veces al día el “Padre Nuestro”, en forma mecánica, pensando que tal práctica es meritoria, es entender mal la intención de Jesús. Él nos dejó una oración como ejemplo de cómo debemos orar, que contrasta enormemente a las oraciones “sin sentido” que elevaban los judíos. Debemos orar para acercarnos a Dios y no para que los hombres nos aplaudan. Una oración sencilla, humilde, silenciosa, libre de toda hipocresía es la que agrada a Dios.




ORACIÓN Y RESPUESTA

LECCIÓN N° 7 – SÁBADO 14 DE NOVIEMBRE DE 2020

Proverbios 28: 9

“El que aparta su oído para no oír la ley, Su oración también es abominable” 

 La pregunta que todo cristiano llega a hacerse en su vida cristiana es: “¿Por qué Dios no contesta mi oración?” Ésta pregunta ha sido muchas veces de gran frustración y desánimo para aquellos que creen en Dios. 

Si abrimos las Sagradas Escrituras, y nos introducimos en la vida de hombres y mujeres que hicieron uso de la comunicación con Dios a través de la oración, nos daremos cuenta que recibieron respuesta de parte de Dios. Incluso hay más, porque muchos recibieron inmediatamente respuesta a sus plegarias.

Ahora cabe preguntarse, ¿será posible que sea así hoy en día? ¿O Dios ya se habrá cansado de responder? ¿Cree usted que son las preguntas correctas que debiéramos hacernos? O mejor debiéramos preguntarnos ¿Qué hizo que Dios respondiera sus oraciones? Sin ir más allá, nos alienta saber que Dios no cambia en nada, sigue siendo el mismo y aún sigue deleitándose en responder. Sólo que a veces no lo hace porque estamos omitiendo algunas condiciones que sin lugar a dudas los siervos del Señor sí tenían. 

1.- Anote algunas de las razones por la cual usted piensa que Dios a veces no contesta sus oraciones.

Dios a veces “parece” que no respondiera nuestras oraciones, pues como Padre infinitamente Sabio y Bueno que es, nos da lo que realmente necesitamos y no lo que creemos necesitar. Dios no nos entrega lo que pedimos, sino lo que nos conviene. No responde nuestra oración, porque nuestra petición la mayoría de las veces no coincide con su Voluntad.

Cabe tener presente, ¿Por qué Dios no nos otorga lo que pedimos sino solamente lo que su Voluntad quiera?

La Voluntad de Dios siempre quiere lo mejor para nosotros. Siempre busca lo más alto y sublime para nuestras vidas. Recuerde siempre que la voluntad de Dios expresa su sabiduría infinita y ésta siempre va dirigida hacia nuestra meta eterna, nuestra salvación, no hacia nuestras metas terrenales.

¿Hacia qué meta van dirigidas sus oraciones?

EJERCICIO

En las siguientes declaraciones coloque según su apreciación y experiencia con Dios, Verdadero o Falso.

1._______ Dios contesta todas mis oraciones.  

2._______ Dios existe, pero a veces dudo que Él esté personalmente interesado en todo lo que hago.

3._______ Cuando veo una respuesta obvia, me pregunto si  Dios me    ha contestado en realidad.  

4._______ A veces tengo la tendencia de tratar a Dios como a un  “santa claus”. Dame esto, dame aquello.  

5._______ Cuando Dios me dice “no” a una petición, siento que es por mi bien.  

6._______ Cuando pido algo a Dios y él dice “no” por  respuesta, me es difícil aceptarlo muchas veces.

7._______ Cuando Dios responde una oración, mi fe es fortalecida.  

8._______ La oración contestada es tan sólo una coincidencia.  

2.- ¿Contestará Dios nuestras oraciones sin fe? ¿Por qué? Santiago 1: 6;  Marcos 11: 24

Debemos acercarnos a nuestro Padre con confianza y seguridad en su poder y buena voluntad para ayudarnos, apoyándonos en la fidelidad de sus promesas, y presentando nuestra necesidad y no nuestros méritos.  “Tener fe significa confiar en Dios, creer que nos ama y que sabe mejor qué es lo que nos conviene”

El que pide “con fe”, no vacilará como si no estuviera seguro de que Dios oirá y contestará su petición.  La fe genuina confía en Dios, y el creyente descansa en la seguridad de que sus necesidades serán prontamente satisfechas en la forma en que Dios lo considere mejor.  Sin embargo, si una persona duda íntimamente de que Dios oirá su petición, sufre una seria molestia en recibir la respuesta a su oración.  Dios busca la cooperación del hombre para que su respuesta sea posible, y esa cooperación faltará en algo si hay incertidumbre en la persona.  La fe genuina se eleva por encima del tiempo y de las circunstancias, haciendo que nuestra fidelidad a Dios sea firme e inmutable en su propósito.

3.- ¿Qué otra inalterable condición nos presenta el salmista para que nuestras oraciones tengan respuesta? Salmos 66: 18

La Biblia se refiere a muchas áreas de pecado que son obstáculos para que nuestras oraciones sean efectivas. Cuando estamos viviendo de acuerdo a la carne o a nuestros deseos egoístas y no al Espíritu, nuestro deseo de orar y nuestra efectividad para comunicarnos con Dios estarán obstaculizados y aunque recibimos una nueva naturaleza cuando nacimos de nuevo (bautismo), la antigua naturaleza aún mora en nosotros. Esta vieja naturaleza es corrupta y pecadora. 

La carne puede ganar el control de nuestras acciones, actitudes, y propósitos, a menos que seamos diligentes en: “hacer morir las obras

de la carne” (Romanos 8: 13) y permitamos ser guiados por el Espíritu de Verdad y así lograr una correcta relación con Dios, Sólo entonces y de ninguna otra forma, Él escuchará y responderá nuestras oraciones.

4.- ¿Qué declara el profeta Isaías que sucede cuando nuestras iniquidades están entre Dios y nuestras oraciones? Isaías 59: 1, 2

Conforme vamos creciendo en nuestro caminar como seguidores de Cristo, Él nos va dando cada vez más conocimiento. Vemos cosas que antes no veíamos. Nuestro carácter, nuestra forma de ser, nuestros pensamientos, nuestras palabras, y todo lo que somos no puede ser igual, tiene que cambiar continuamente. En cada paso que damos hacia la perfección que el Señor requiere de cada uno, nos vamos dando cuenta que cada vez que caemos en las trampas de nuestros deleites carnales pasados, comenzamos a alejarnos de la cobertura amorosa de nuestro Padre y esto obliga a Dios a que oculte “su rostro de nosotros”.

¿Qué sucedió cuando Jesús estaba muriendo en la cruz y exclamó: “Padre, ¿por qué me has desamparado”? El Padre no pudo seguir mirando a su Hijo, debido a que su justicia perfecta no puede compatibilizar con lo horrendo que es el pecado.

NOTA

¿Se dan cuenta amados hermanos y hermanas lo que produce el pecado en nosotros? Se levanta una barrera y si el cielo parece estar muy distante de nosotros, es porque el pecado ha colocado un velo de separación entre nosotros y Dios.

CONCLUSIÓN

Probablemente muchas veces se ha cuestionado de por qué Dios no contesta sus oraciones; pero si “diezmo”, voy a cada “servicio”, ayudo a los demás, no tengo ningún rencor contra mi hermano y aun así no recibo respuesta de Dios”. Éstas y otras pueden ser nuestras excusas ante Dios.

Pero el obstáculo más grande para la oración efectiva es la presencia de iniquidad y pecados sin confesar en el corazón del que ora. Dios es santo, hay una barrera que existe entre Él y nosotros cuando venimos a él con un pecado sin confesar en nuestras vidas.




NUESTRO MODELO DE ORACIÓN

LECCIÓN N° 6 – SÁBADO 07 DE NOVIEMBRE DE 2020

Lucas 11: 1 

“Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos” 

Nadie podrá negar que Jesús fue único. Lo que fue, lo que hizo y lo que enseñó, todo tiene significado. ¿Cuál fue el secreto de su vida y su misión particular? Un estudio profundo de los Evangelios nos da una respuesta clara y sorprendente: su relación con el Padre, una manera de cultivar esta relación fue la oración. 

Jesús, el mayor luchador en oración entre todos, nos mostró cuándo y cómo orar, y qué decir de una oración. En un mundo peligroso, separado de la gloria de su Padre y la adoración de los ángeles, soportó la soledad y la tortura del corazón. Su fuente de fortaleza, como veremos, fue su comunicación con su Padre. 

Basados en la experiencia profunda y vital que Jesús mantuvo con su Padre por medio de la oración, descubrimos que la oración es entre nosotros y Dios, y no para impresionar a los demás. Observemos que cuando Jesús deseaba comunicarse con su Padre siempre buscaba un lugar a solas con él. Así de esta manera, aprendamos que nuestro corazón no tiene la actitud correcta si lo que buscamos es que los demás nos vean y admiren nuestras palabras. Al orar, nuestro deseo más grande debe ser pasar tiempo con Dios y hablarle desde lo más profundo de nuestro corazón.

1.- ¿Qué nos enseñan los siguientes versículos acerca de la vida de oración de Jesús y de la oración en general? Lucas 5: 15, 16  / Marcos 1: 35  / Lucas 9: 18  

Sería bastante difícil estudiar sobre la oración en la vida de un creyente, sin examinar antes la vida de oración de Jesús durante su ministerio terrenal. Así que debemos ver lo que Jesús hizo para poder seguir sus huellas y, consecuentemente, llevar una vida de oración y fe.

Cuando Jesús comenzó su ministerio aquí en la tierra, dio indicios claros de quién era. No tuvo que decirlo a toda voz en cada lugar que iba, sino solamente con sus hechos y sus milagros dejó claras evidencias de que él era el Mesías prometido.

Podemos decir que él era el Hijo de Dios y de hecho lo era, pero ¿qué fue lo que lo hizo especialmente sobresaliente de entre los hombres? Por supuesto que fue su perfecta comunión que tenía con su Padre.

NOTA

Los discípulos veían constantemente el ejemplo que Jesús daba en la oración, y notaron la relación directa entre el ministerio maravilloso de Jesús y su fervorosa vida de oración. Esto era así, porque Jesús consideraba que la oración era más importante que la comida. La Biblia nos relata que horas antes del desayuno, “muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar” (Marcos 1: 35).

Para el Hijo de Dios, la oración era más importante que reunir grandes multitudes. La Biblia dice: Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades. Mas él se apartaba a lugares desiertos, y oraba. (Lucas 5: 15, 16)

Notemos los resultados de la oración. Oró en funerales, y los muertos resucitaron. Oró por cinco panes y dos peces, y una multitud fue alimentada. Oró: “No se cumpla mi voluntad, sino la tuya”, y se abrió un camino para que hoy tuviésemos acceso directo a nuestro Dios por medio de su precioso nombre.

2.- ¿Cuáles fueron las palabras de Jesús para Pedro, cuando se acercaba el momento en que le negaría? Lucas 22: 31, 32

Jesús sabía que Pedro iba a ser tentado y no pide al Padre que lo libre de la tentación, sino que su fe sea suficiente para soportarla. ¿Se da cuenta amado hermano que significa esto? ¿No nos enseña esto de cuál debiera ser nuestra visión de lo que significa orar y que nuestra oración tenga respuesta?

Muchas veces nos equivocamos al momento de pedir a Dios que nos quite de encima nuestros problemas y aflicciones. Debido a esto vienen las frustraciones como hijos de Dios y decimos: “Dios no me escucha”. Sucede que las respuestas ante nuestras oraciones no son lo que esperábamos. Pero, ¿Por qué?

NOTA

Mas que aprender cómo orar, necesitamos entender cómo Dios responde nuestra oración. En realidad, podemos expresar palabras muy bien ordenadas e incluso ser considerado como una persona que “ora bien”. Pero la oración poderosa y eficaz es aquella que confía en la voluntad de Dios. A veces deseamos que el Señor quite de nosotros alguna carga que llevamos, pero es a través de ella que Dios quiere manifestarse en nosotros y fortalecernos.

Notemos las palabras que Jesús dice a Pedro: “Satanás quiere zarandearte, pero yo he rogado por ti…” ¿Nota usted la tierna preocupación de Jesús hacia Pedro y sus discípulos? Ya Satanás había zarandeado a Judas, pero ahora Jesús estaba diciéndole que iba a caer, pero que se arrepentiría. Esto nos enseña que, aunque Jesús intercede por nosotros y ruega por nosotros ante el Padre, necesitamos nosotros mismos acercarnos también a Dios por medio de la oración. En realidad, lo que Jesús le estaba diciendo a Pedro era: “Pedro, viene una gran prueba para ti, por tanto, busca a Dios en oración para que tu fe no falte.

Es reconfortante cuando alguien le dice a usted: “Mi hermano, estoy orando por ti”. Pero si falta la oración en usted, ¿Qué puede esperar?

 

3.- ¿Cuáles son unas de las razones por lo que no recibimos respuesta ante nuestras oraciones? Santiago 4: 3;  1°Juan 5: 14

Las respuestas a la oración dependen de dos cosas: La naturaleza de lo que se pide y el espíritu o actitud con que nos presentamos ante Dios. El que ora sin esperar o recibir una respuesta de acuerdo con la voluntad de Dios, está orando mal, y como consecuencia no tendrá respuesta y seguirá la frustración y el desánimo.

¿No cree Ud. que sería ilógico pensar que Dios puede contestar nuestras oraciones si nosotros estamos haciendo solamente nuestra voluntad y no la de Él?

NOTA

Para someter toda nuestra voluntad al Señor y lograr una vida de oración victoriosa y libre de frustraciones como cristianos, debemos humillarnos con todo nuestro corazón al Señor, y decirle sinceramente, que muchas veces queremos que se haga sólo nuestra voluntad, y que se cumplan nuestros deseos. Sólo cuando entendamos que no podemos seguir viviendo una vida cristiana a medias, con oraciones mediocres y sin fuerza, y permitamos que la poderosa y atrayente influencia del Espíritu Santo quebrante por completo nuestra voluntad, y nos rindamos únicamente a los pies de nuestro Salvador, solamente así y de ninguna otra forma, seremos hombres y mujeres de valor y de oración, que oraremos esperando respuesta del Señor ante nuestras peticiones, favores e intercesiones, pero que por sobre todo nos deleitaremos en que se haga la Santa Voluntad de nuestro Señor.

4) Lea la oración de Jesús por sus discípulos en Juan 17: 1 – 26 y extraiga parte de lo que pidió a su Padre para sus seguidores?

Esta es la oración más sublime y maravillosa de Jesús que quedó registrada por el apóstol Juan. En ella Jesús no solamente ora por él mismo debido a que pronto sería entregado a manos de pecadores, sino que también incluyó a quienes Dios les había entregado, o sea, sus discípulos y también los creyentes en general.

Creemos que podemos decir, sin duda alguna, que esta oración fue una de las oraciones más sencillas en palabras, pero una de las más ricas y maravillosas expresiones de amor, ternura y misericordia hacia quienes le siguieron en todo su ministerio. Sí, solamente debemos leerla y nos podremos dar cuenta de su contenido. Una oración libre de todo orgullo y egoísmo. Él pide por sus discípulos, que Dios los libre del mundo y del mal; pide por todos los creyentes de ese entonces y lo que es más impresionante; pide por todos quienes en el futuro llegarían a creer en él (Juan 17: 20).

CONCLUSIÓN

Estamos viviendo tiempos tremendamente peligrosos, de una gran necesidad espiritual y esto irá cada vez en aumento, por tanto, no sólo es importante, sino más bien necesario y urgente, que como “hijos de Dios”, nos ubiquemos en el lugar correcto y actuemos de la manera correcta, conforme a la voluntad de Dios. ¿Está Ud. en el lugar correcto y haciendo lo que le agrada a Dios? Recuerde la vida de Jesús y más específicamente su vida de oración, que fue lo que marcó la diferencia, con las vidas ineficaces de los sacerdotes rabinos.

La vida de Cristo fue y será siempre el ejemplo sublime al cual debemos imitar. Aquellas horas a solas que tenía junto a su Padre muy de madrugada; hoy deben iluminar nuestra vida y darnos la clave para tener una vida de victoria, en lo que se refiere a la oración. Podemos tener mucho conocimiento de la vida de Jesús, pero nada de práctica en nuestra vida diaria.

Le invitamos a que pueda experimentar el gozo de tener una vida de íntima comunión con nuestro Padre Eterno, por intermedio de la llave que abre las puertas del cielo, la oración.




EL DESARROLLO DE LA SANTIFICACIÓN

LECCIÓN N° 5 – SÁBADO 31 DE OCTUBRE DE 2020

2° Pedro 3: 18

“… Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” 

Sin crecimiento no se genera la vida y por tanto no hay futuro. Esta verdad es básica en el mundo, pues todo crece. La población mundial va creciendo día a día. Las grandes empresas comenzaron siendo muy pequeñas, pero fueron creciendo hasta llegar tan alto que no podrían seguir creciendo más.

Al igual que el mundo, nosotros los cristianos, debemos crecer para alcanzar las expectativas que Dios tiene de nosotros. 

El crecimiento cristiano es doble; porque hay que crecer en “gracia” y “conocimiento”. En base a esto, no somos merecedores de las misericordias de Dios, pero es su gracia la que nos da el crecimiento y madurez espiritual, pero a medida que crecemos vamos adquiriendo el conocimiento de nuestro Señor. 

El niño que va creciendo, deja atrás costumbres y va adquiriendo nuevas enseñanzas que le ayudarán cuando sea mayor. Sucede lo mismo con nosotros, para crecer en el Señor, debemos por necesidad dejar costumbres y prácticas que nos impiden ser para lo que fuimos llamados..

1.- ¿Cómo entendía el Apóstol Pablo la santificación? Filipenses 3: 13, 14 

Es incuestionable que para el Apóstol Pablo las victorias ya logradas en el pasado, no eran para él suficientes para decir con seguridad que el premio ya lo había alcanzado. Él seguía hacia adelante, porque aquellas victorias del pasado no le servían para el mañana. Al igual que el apóstol, los años que llevamos en el caminar cristiano no son acumulables, es decir, no tienen valor para el futuro que estamos luchando. Debemos extendernos hacia más allá. 

Estamos en una carrera sin pausa. No podemos dejar de correr y descansar en nuestro peregrinaje hacia la vida eterna. Si bien nos cansamos y a veces no queremos seguir, pero el Señor ha prometido que los que confían en Él, sus fuerzas serán renovadas cada día. 

NOTA

El final de la santificación es la salvación de nuestras almas. Este es el propósito de Dios, nuestra salvación, que nos salvemos, que estemos junto a Él. Por esta razón, Él no cesa de invitarnos a tener una comunión diaria con él por intermedio de la oración y el escudriñamiento de su Palabra.

Ahora bien, a esta altura de nuestro estudio, ¿Cuál sería una definición sencilla y practica de la santificación? Meditemos en lo siguiente: Santificación significa victoria constante sobre nuestros pecados; significa aborrecer nuestro propio yo y nuestra propia voluntad.

Es hermoso experimentar la justicia de Cristo cuando nos convertimos a él, pero, sin embargo, luego de experimentar esto descubrimos que seguimos siendo tentados a pecar, pero es justamente ahí donde tenemos que luchar para vencer la tentación. Por el poder del Espíritu Santo y fidelidad, podemos llegar a una vida en completa victoria sobre todo pecado; victoria sobre los pensamientos; las actitudes y acciones que sabemos que están mal y así otros espacios de nuestra vida.

Pero, si ayer usted cayó, por la gracia maravillosa de Jesucristo levántese nuevamente y prosiga hacia adelante sin perder el blanco perfecto.

2.- ¿Qué consejo encontramos en las palabras del profeta Sofonías? Sofonías 2: 3 

Como cristianos tenemos un poderoso enemigo, que no sólo es Satanás, sino también el “orgullo”, un mal que hunde en el egoísmo y la suficiencia propia. 

En esta condición, el crecimiento se detiene, no hay frutos del

Espíritu Santo. ¿No sería sabio clamar al Señor y pedirle que su humildad nos revista? La humildad es la llave que abre el camino hacia la vida eterna, sin ella es imposible que alcancemos el ideal que Dios quiere para nosotros. 

En un mundo donde reina la injusticia, la vanidad, el egocentrismo, el orgullo, el Señor nos aconseja: “Busca la justicia y la mansedumbre”

NOTA

La mansedumbre es una actitud del corazón, o sea, que nace allí y luego se ve reflejada en una vida de humildad y santificación. Por eso tengamos cuidado de caer en la tentación de pensar que a Dios sólo le interesa lo interno. Si esa santidad o consagración que decimos tener no se ve reflejada en nuestra vida diaria y practica de todos los días, no es santificación; es sólo un engaño de la carne.

Por eso necesitamos la mansedumbre para aceptar la voluntad de Dios en nuestra vida, cuál sea ésta, pues una persona mansa sabrá dominar su yo y no permitirá que se interponga entre su voluntad y la de Dios.

Nunca olvidemos que mientras no exista el reconocimiento y la aceptación del camino errado que estamos llevando, nunca alcanzaremos la misericordia de Dios.

3.- Vamos ahora a otro aspecto de la santificación. ¿En nombre de quién debiéramos hacer todas las cosas? Colosenses 3: 17;   1°Corintios 6: 20

La santificación debe ramificarse en todo nuestro ser. Debe alcanzar cada avenida de todo nuestro ser. Nada debe quedar afuera de su influencia; porque no debemos olvidar que día tras día estamos edificando nuestro carácter para la eternidad. Debemos ponernos constantemente bajo el dominio del Espíritu de Dios, y así aprender que la religión no sólo es otra entre tantas, sino más bien, es un estilo de vida que debe influenciar las vidas de aquellos que vagan sin paz en este mundo.

Pero, ¿qué sucede cuando nuestras palabras y acciones no son agradables ante Dios? ¿No deshonramos a nuestro Señor? ¿Cómo es nuestro hablar cuando estamos en un lugar donde nadie nos conoce? ¿Cuáles son nuestras acciones cuando estamos solos? ¿qué espectáculo estamos dando frente a las personas? 

NOTA

En el pasaje de Colosenses 3: 17 nos encontramos con una división y un nuevo título después de ese verso, que interrumpe el fluir del pasaje y le quita cierta fuerza a las palabras del apóstol, porque comenzando con el versículo 18, el apóstol Pablo nos enseña cómo hacer lo que nos dice en tres áreas importantes de la vida:

La Familia. (Versículos 18 al 21). Hay una conexión íntima entre nuestra vida familiar y espiritual. Si no hay sumisión bíblica al orden dado por Dios en el hogar, tanto entre marido y mujer y entre hijos y padres, será difícil ´vivir una vida que agrade a Dios. El trabajo. (Versículos 22 al 25 y 4: 1). El mandato bíblico de sumisión a la autoridad incluye al jefe en el trabajo. Esto va mucho más allá de la obediencia. Dios observa cómo trabajamos. Nuestra honestidad nos beneficia y así también al trabajo en sí, y además damos un buen testimonio. Uno de los beneficios más enriquecedores es que nuestro carácter se edifica.

La Oración. (Capítulo 4: 2 al 4). ¿Podría decir usted honestamente que es constante en la oración? El apóstol Pablo oraba sin cesar y nos manda hacer lo mismo. Tal vez es posible engañarnos a nosotros mismos creyendo que podemos ser un buen cristiano sin mucha oración. Hay un himno que dice: Oh que Amigo nos es Cristo, que dice que sufrimos mucho porque no llevamos todo a Dios en oración. Por tanto, ¡perseveremos en oración! Estamos en una batalla espiritual; y la oración es una de las armas principales.

4.- ¿En quién debieran estar enfocados todos nuestros actos? 1°Corintios 10: 31

Aquí el apóstol relaciona “el comer y el beber” con la reverencia que se debe dar a Dios, pero también agrega “o hacéis otra cosa”. En fin, el apóstol Pablo logra con estas pocas palabras, abarcar toda nuestra vida, con todos sus afanes; no deja nada afuera.  Así debe ser la vida de quien busca el rostro del Señor. La Biblia declara que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, por tanto, debe ser cuidado con responsabilidad. La vida alimenticia que Dios nos dejó no traería ninguna enfermedad, pero debido a la desobediencia nuestra, hemos ido enfermando nuestro cuerpo. Recordemos que tendremos que dar cuenta del uso que le dimos; para la gloria de Dios o para nuestra conveniencia.

CONCLUSIÓN

La santificación debe abarcar todo nuestro ser: físico, mental y espiritual, por tanto, el primer motivo para que el cristiano viva en armonía con las leyes de Dios debe ser promover el honor de Dios.  Necesitamos que nuestro hablar sea de acuerdo a nuestra vocación, que nuestro alimento sea el designado por Dios, pero hay algo mucho más profundo e importante en todo esto. Todo lo que hagamos en nuestra vida debe ir primeramente enfocado en la adoración a nuestro Dios. Él es glorificado, honrado, magnificado cuando nuestra influencia y ejemplo ante los hombres testifican del Dios a quien servimos. ¡Esto significa santificación! No sólo se trata de nosotros y Dios. Se trata también de cómo la gente se acerca a Dios por la influencia de nuestra vida




SALVADOS Y JUSTIFICADOS

LECCIÓN N° 3 – SÁBADO 17 DE OCTUBRE DE 2020

Hechos 13: 38, 39

“Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree.”  

Cristo es nuestra justicia y nuestra salvación. Esta enseñanza es una de las más importantes que la Biblia ilustra. Somos justificados y salvados sólo mediante la fe en Cristo. Como ya lo vimos en la lección pasada. Por otro lado, la primera promesa evangélica (Génesis 3: 15) puede ser obtenida y aceptada por la fe y como resultado se obtiene la salvación. Abraham fue salvado por la fe y así muchos otros que creyeron y alcanzaron las promesas de la vida eterna. 

Dios mediante los profetas invitó a su pueblo para que viviera por la fe en él y en el Mesías que salvaría al mundo. Ahora el mensaje del Nuevo Testamento, de la ley escrita en el corazón, repite el mensaje de Moisés.

El primer paso para nuestra justificación fue dado por nuestro Salvador Jesús en la cruz. Ahora nos corresponde a cada uno de nosotros adueñarnos de los privilegios del sacrificio de Cristo que son: el perdón, la justicia acreditada o imputada, la justicia impartida y las obras.

1.- ¿Qué nos revela el apóstol Juan con respecto al resultado del sacrificio de Cristo? Juan 3: 18

No merecíamos nada, sino solamente ser condenados, pues la paga del pecado es la muerte, pero gracias al sacrificio de Cristo en la cruz fuimos libertados de la condenación. 

Ahora Cristo es capaz de perdonar a quienes aceptan su sacrificio mediante la fe. Cuando Pablo declara en Romanos 8: 1 que “ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”, quería explicar lo que significa estar en Cristo. Esta libertad nos liberta del pecado y de sus consecuencias e implica mucho más que la simple eliminación de la culpa por los pecados cometidos en el pasado

El propósito de la venida del Salvador al mundo no fue traer condenación, sino salvación. A simple vista pareciera que todos sin excepción alguna seremos salvos, pero la Biblia no enseña esto, la Biblia nos enseña que cada ser humano fue dotado de la capacidad de decidir entre lo bueno y lo malo, entre la vida y la muerte, de ser santo o pecador, de creer o no creer; a esto se le llama la predestinación, que quiere decir que todos estamos predestinados para salvarnos porque Cristo con su muerte en la cruz abrió el camino hacia Dios nuevamente y gracias a él podemos alcanzar la salvación mediante los méritos santos de Cristo y todo esto se recibe mediante la preciosa fe.

2.- ¿De qué forma se relaciona la serpiente de bronce y la justicia de Cristo que es impartida al pecador que nace de nuevo? Juan 3: 14, 15

“Áfesis”, es la palabra griega correspondiente a perdón, que significa más que una declaración celestial de perdón. Significa “liberación de una cautividad”, o sea perdón es liberación. El perdón divino es completo, salvación completa, redención completa y purificación del pecado. Cuando decimos que Cristo nos ha dado redención, quiere decir que el perdón es una “redención del pecado”. El perdón de Dios nos ofrece dos cosas: (1) la liberación de nuestra culpa mediante la cruz de Cristo; (2) la transformación que Cristo hace en nuestro corazón por medio de la obra maravillosa del Espíritu Santo.

NOTA

El perdón de Dios tiene estrecha relación con su amor. El amor de Dios es incondicional; él nos ama, aunque nosotros no le amemos, ya sea que seamos pecadores o santos. Su amor trabaja por la salvación de todos. Pero en cambio el perdón de Dios no es incondicional. El perdón lo obtenemos sobre la condición de que aceptemos el sacrificio expiatorio de Cristo y nos arrepintamos de nuestros pecados. Cuando esto sucede,  la vida que viene de Dios (los méritos de Cristo) nos es imputada cuando creemos. Cristo estaba perdonando al mundo entero en la cruenta cruz. Sólo mediante la fe que nos lleva a creer en él podemos ser sanados, restaurados y perdonados de la herida mortal del pecado. El suceso del pueblo de Israel cuando Dios les envió serpientes venenosas y sólo aquel que miraba aquella serpiente de bronce vivía nos demuestra perfectamente que necesitamos creer en el sacrificio de Cristo para ser perdonados. En sí misma la serpiente de bronce que Moisés levantó no tenía absolutamente ningún poder, fue la fe que permitió que ellos vivieran

3.- ¿Qué don maravilloso es otorgado al creyente que ha recibido el perdón de Dios? Romanos 3: 22 – 24 

El nuevo nacimiento que no es otra cosa que el momento cuando somos declarados justos ante Dios por medio de su justicia, es el inicio de la vida de relación con Cristo. Posteriormente el creyente es beneficiado con el don de la “gracia”. La gracia es el amoroso favor de Dios impartido a quienes no lo merecen. Esta gracia (justicia) nos permite crecer en nuestra vida cristiana y llegar a ser idóneos para el cielo. Es un proceso que desde el nuevo nacimiento terminará con la manifestación gloriosa de nuestros Señor en su segunda venida.

El apóstol Pablo nos habla aún más al respecto en 1°Corintios capítulo 1 diciéndonos que “la gracia de Dios nos fue dada en Cristo Jesús”, como la fuente de enriquecimiento “en toda palabra y ciencia”. El resultado de recibir la gracia de Dios es que “nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo” (1° Corintios 1: 7)

NOTA

El nacimiento natural de la carne no nos permite entrar al reino de los cielos; es sólo la manera como llegamos a este mundo, pero el mundo que Dios nos tiene preparado necesitamos el nacimiento espiritual y éste ocurre en el corazón. Es espiritual porque el reino de Dios no es de este mundo. Es el Espíritu Santo el que trae a la existencia la nueva criatura, y es el mismo Espíritu que comienza una obra silenciosa pero poderosamente dentro de cada persona. El Espíritu Santo no puede obrar en alguien que no ha vuelto a nacer. Tal vez puede estar presente el nuevo nacimiento en agua por el bautismo, pero sin el bautismo del Espíritu Santo es ineficaz y como consecuencia no existirá en la vida la santificación, no abra crecimiento en la gracia ni idoneidad para el cielo.

4.- ¿Qué cosas se comenzarán a ver en aquel que ha vuelto a nacer y está experimentando el crecimiento en la gracia de Dios? Santiago 2: 20 – 22 

Ser justificados por la fe significa que ahora podemos hacer buenas obras, pero no para ganar la salvación, porque ya somos salvos con solo creer en Jesús. El resultado natural de una nueva vida de obediencia a Dios y a sus mandamientos dará como resultado las buenas obras, pero como dice Pablo, estas obras en ninguna forma reemplazan la gracia, sino que se unen y forman un todo. La fe es una llama que crece en el interior del hombre y su apariencia externa son las obras.

CONCLUSIÓN

El hombre que no experimenta el nuevo nacimiento y que se esfuerza por obtener el favor divino a través de sus buenas obras, no está al alcance de la ayuda divina. Las obras no hacen justo a nadie, solamente la justicia de Cristo puede presentarnos ante Dios como justificados. La justificación que Cristo da al creyente le muestra el camino para experimentar la santificación que dura toda la vida.




LA JUSTICIA DE DIOS

LECCIÓN N° 2 – SÁBADO 10 DE OCTUBRE DE 2020

Romanos 1: 17

“Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”.

Cuando el pecador, arrepentido, delante de Dios, comprende el sacrificio de Cristo en su favor y acepta este sacrificio por fe como su única esperanza en esta vida y en la vida futura, sus pecados son perdonados. 

En el contexto de Romanos 1: 17 “la justicia de Dios”, el apóstol lo considera como en un sentido general. En otras palabras, comprende toda la obra de Dios en salvar al hombre de la condenación del pecado, comenzando desde el mismo Edén hasta cuando Cristo regrese por segunda vez. 

En el Antiguo Testamento la “justicia de Dios” fue revelada por intermedio de los sacrificios que el pueblo realizaba diariamente para el perdón de sus pecados. Ahora en el Nuevo Testamento es revelada por medio del Evangelio de Cristo que él mismo predicó cuando estuvo aquí en la tierra. Pero de la forma en que fue manifestada “la justicia de Dios” perfectamente, fue en el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario. Posteriormente siguió siendo revelada por medio del evangelio predicado por los apóstoles.

1.- Una vez que recibimos la justicia de Dios en nuestras vidas y somos justificados ante él, ¿Qué se restaura entre Dios y el hombre? Romanos 5: 1

El pecador no justificado o que no ha confesado sus pecados, vive en abierta rebelión con Dios. La Palabra Inspirada, declara en Santiago 4: 4 “¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios?  El que quiere ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios”.

Esta es la condición del mundo para con Dios. La enemistad del hombre con Dios lo coloca en una posición muy desfavorable y muy  lejos de Él. Afortunadamente el plan ideado por Dios para restablecer esta relación entre “Creador” y “criatura” es que, por medio de la fe, el hombre y la mujer acepte el ofrecimiento de Dios de perdonarlo y así restaurar su imagen en él; por consiguiente, llegar a estar en “paz con Dios” como en el principio. 

¡Qué tierna y consoladora es la paz que Dios nos ofrece cuando estamos cansados y abatidos! Nos eleva hasta los cielos y nos viste con su manto de su justicia perdonadora y nos convierte en un ser restaurado, una nueva criatura, creados según Dios. 

2- ¿Qué hace Dios en la vida del hombre y la mujer que es justificado o perdonado? Salmos 51: 10

La obra de perdón y justificación en el hombre es completa y sin igual, porque Dios, no sólo perdona, sino que también “da un corazón nuevo”, vale decir, una “nueva mente”. El cambio es perfecto. Nacen nuevas ideas, nuevos propósitos, nuevos ideales, porque la vida antigua queda en el pasado, enterrada en lo más profundo del mar como lo declara el profeta Miqueas en el capítulo 7, versículo 19 “El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados”. 

NOTA

El corazón del hombre es malo y perverso y justamente es aquí donde comienza la obra de restauración de Dios en nosotros. No puede comenzar en otro lugar porque es ahí donde están los buenos y malos pensamientos; es aquí donde se libran las verdaderas batallas. 

El conflicto entre Cristo y Satanás consiste en ganar los corazones de los seres humanos. El salmista comprendía esto claramente porque se dio cuenta que el gran pecado que cometió no nació en otra parte, sino en su corazón o mente. Allí maquinó su asesinato que después llevaría a cabo y es por esta razón, que clamó a Dios que tuviera misericordia de él, diciéndole que le diera un nuevo corazón y un espíritu recto dentro de él. De la abundancia del corazón es como hablamos y actuamos. ¿Ha recibido usted un nuevo corazón?

3.- ¿Por qué medios es imposible que el pecador alcance la justificación que Dios le ofrece? Romanos 3: 20

principio esencial de la religión judía en tiempos de Jesús era ganar el favor de Dios por medio de actos externos. Sus actos no eran para nada en favor del prójimo sino para la conveniencia propia. Tenían la equivocada idea de ganar el cielo por medio de obras humanas. Cargaron los mandamientos de Dios con invenciones de hombres que eran casi imposibles de cumplir. De esta forma creían que alcanzarían el favor de Dios, pero Jesucristo el mayor de todos los

Maestro los reprendió y les dijo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia”. Mateo 23: 25

La obra que Dios hace en el pecador es interna, del alma, del corazón. Es esto lo que en el hombre debe ser cambiado. 

4.- ¿En qué contexto las obras son consideradas necesarias en la vida del hombre? Santiago 2: 20

La fe y las obras son inseparables. Por ejemplo, un caso práctico de la vida diaria: “Un dueño de hogar puede decir que tiene mucha fe en Dios de que él suplirá sus necesidades para su familia y que nada les faltará, pero si él no se esfuerza en encontrar una fuente de trabajo y no obra de acuerdo a lo que cree, no hay forma de que Dios puede sostenerles”. 

Santiago no enseña que somos justificados por las obras porque la Palabra de Dios habla de la justificación de dos maneras: Justificación ante Dios y justificación ante los hombres. Somos justificados ante los hombres por las obras; porque ellos no tienen ninguna otra manera de conocer la fe que profesamos, por lo menos hasta el punto en que comiencen por si mismos a conocerla a través de la Palabra de Dios. Pero ante Dios, somos justificados por la fe. Efesios 2:8-9 dice: 

“Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. Dios nos salvó por gracia a través de nuestra fe en Cristo Jesús, algo de lo cual no podemos gloriarnos porque es un don de Dios.

 NOTA

Muchos dicen ser cristianos, pero sus vidas y prioridades indican lo contrario. Jesús lo puso de esta manera: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. (Mateo 7:16-20).

Observemos que el mensaje de Jesús es el mismo mensaje de Santiago. La obediencia a Dios es la marca de la verdadera fe salvadora. Santiago utiliza los ejemplos de Abraham y Rahab para ilustrar la obediencia que acompaña a la salvación. Sólo diciendo que creemos en Jesús no nos salva, ni tampoco lo hace un servicio religioso. Lo que nos salva es la obra del Espíritu Santo en nuestros corazones, y esa transformación inevitablemente se verá en una vida de fe que crece y obedece continua a Dios.

CONCLUSIÓN

El pecado es la manifestación de nuestra injusticia e impotencia ante nuestra naturaleza que siempre se inclina hacia el mal. Sólo podemos ser salvos a través de una justicia que no es nuestra, vale decir, la vida perfecta de Cristo imputada por medio de la fe en nosotros. Por eso, uno de los pecados más soberbios por decirlo de alguna manera, es la suficiencia propia. Notemos que Jesús no rechazó a los pecadores que vinieron a Él buscando misericordia y salvación; Él rechazó a aquellos que eran demasiado rectos (a sus propios ojos), para necesitar justicia. Jesús vino para salvar a los pecadores y no a los que eran justos según sus obras. Nadie está demasiado perdido como para no ser salvo. Meditemos en las palabras del arrepentido rey David: “Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios” Salmos 51: 17.